Vengo de un largo proceso de exploración. De una adaptación física que emana desde la psiquis. De un enredado engranaje de simbolismos dentro y fuera de mi piel. Para lograr ser y parecer. Para, en forma y fondo, situarme en el espacio, tras un trabajo personal e íntimo cuya recompensa tomó la forma de una palabra: prevalecer. Me miro hoy en el espejo sin ropa. Y sin piel.